domingo, 12 de septiembre de 2010

Estar en Cusco y no disfrutar de su grandiosa belleza urbana es un pecado. Eso lo han entendido los empresarios que, en los últimos años, han ido ocupando uno a uno cuanto local se prestaba para abrir un pub, un bar o un café en las casas antiguas que rodean la Plaza de Armas. Cada ventana de segundo piso y cada balcón se han convertido en miradores hacia la gran plaza que de noche, con la Catedral y la Compañía iluminadas, adquiere un encanto muy especial.

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